Muamar el Gadafi es un militar y político libio, líder de facto de su país desde el 1 de septiembre de 1969. Aunque oficialmente no ocupa ningún cargo público, se le atribuye el título honorífico de «Líder de la Revolución» o «Hermano Líder y Guía de la Revolución», según declaraciones del gobierno y funcionarios de prensa. Sin embargo, actualmente es uno de los seres más odiados del mundo por su represión ante los manifestantes que demandaban reformas políticas y económicas hacia su gobierno, que llevaba 41 años en el poder. Las manifestaciones fueron creciendo en magnitud siendo reprimidas fuertemente por el gobierno gadafista y la policía secreta, alcanzando en pocos días más de una decena de manifestantes asesinados en enfrentamientos. Las protestas, ante la intransigencia gubernamental y la brutal represión, degeneraron en una revuelta que se extendió rápidamente por la Cirenaica, la parte oriental del país,tradicionalmente hostil a Gadafi. Gran parte del ejército en esta zona se unió a los opositores, mientras los leales al régimen abandonaron las armas y los cuarteles.
Durante décadas ha sido acusado de patrocinar el terrorismo y la insurgencia armada en terceros países dando financiamiento a organizaciones terroristas de orientación anticapitalista revolucionaria como las FARC en Colombia, el IRA en Irlanda, y ETA en España, así como dio especial apoyo a las organizaciones terroristas palestinas contra Israel. Entre los atentados terroristas en los que Gadafi es acusado de estar involucrado se encuentran la Masacre de Múnich en 1972, la bomba en la discoteca berlinesa La Belle en 1986, el derribo del Vuelo 103 de Pan Am en 1988 y del Vuelo 772 de UTA en 1989. Su propósito, desestabilizar las naciones y derrocar los gobiernos afines a Occidente. Así mismo desarrolló dentro de Libia armas de destrucción masiva.
Por la edad con la que tomó el poder, su imagen de militar rebelde y sus políticas izquierdistas anticolonialistas y antioccidentales y de distribución de la riqueza fue calificado frecuentemente como el «Che Guevara árabe». Quiso ser el sucesor del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, como cabeza visible del panarabismo y del socialismo árabe e intentó en más de una ocasión, sin éxito, unificar a Libia con alguno de estos países árabes gobernados por militares pro-soviéticos, Egipto, Sudán, Siria e Iraq, para formar la Federación de Repúblicas Árabes entre 1972 y 1977. Gadafi adicionalmente hizo intentos por unificar Libia con las naciones norafricanas de Túnez, Argelia, Marruecos y Chad. Asimismo quiso posicionarse como sucesor del entonces presidente yugoslavo Josip Broz Tito y del político indio Sri Pandit Jawaharlal Nehru dentro del Movimiento de Países No Alineados, para convertirse en el líder de esta organización de estados tercermundistas no alineados con el capitalismo americano, ni con el comunismo de la URSS.
En en su ejercicio del poder tuvo varias metamorfosis en su alineación geopolítica, al inicio de su régimen preservó cierta cercanía con Francia, pero al poco tiempo se alineó con la extinta superpotencia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Abrazó sucesivamente el panarabismo, el anticomunismo, el pro-sovietismo, el panislamismo, el intervencionismo belicista y un panafricanismo pacifista que le convirtió en el artífice de la Unión Africana. Especialmente en la década de los 80, fue objeto de varios intentos de derrocamiento por parte del gobierno de los Estados Unidos. Durante un bombardeo norteamericano a Trípoli, ejecutado en 1986, bajo la administración de Ronald Reagan (este último llamó a Gadafi «el perro loco de Oriente Medio»), su hija Jana resultó muerta. Por otra parte, Gadafi fue beligerante al enviar alrededor de 3000 efectivos militares libios en respaldo del gobierno del militar ugandés Idi Amin durante la Guerra Uganda-Tanzania, a fines de los 70. Entre la década de los 70 y 80, Gadafi intervino militarmente en su vecino sureño Chad, ordenó la invasión y anexión de la Franja de Aouzou chadiana debido a sus potenciales depósitos de uranio, y trató de derrocar al entonces presidente Hissène Habré durante la Guerra de los Toyota. Entre el final de la década de 1990 y el inicio de los años 2000, al abandonar el patrocinio del terrorismo en terceros países y el desarrollo de armas de destrucción masiva, ha conseguido la rehabilitación por parte de las potencias occidentales, que sacaron a su país de la categoría de «estado paria» a la de miembro pleno de la «comunidad internacional», tránsito que se ha saldado con la visita a Trípoli de políticos occidentales de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania. Por esa razón Muamar el Gadafi ha sido calificado tanto de líder hábil y coronel revolucionario e idealista como de dirigente imprevisible, temido y déspota.
Durante principios del año 2011, y posterior al derrocamiento de los regímenes en Túnez y Egipto (ambos países fronterizos con Libia), comenzó una serie de disturbios en la capital, Trípoli, que se extendió por el resto de ciudades del país. Dentro del territorio de los manifestantes destacaba la exigencia de que Muamar el Gadafi dejara el poder y se iniciase una serie de reformas en cuanto a los derechos humanos y el derecho a la libre expresión dentro del país. Gadafi prometió no dejar el poder y que si fuese necesario, moriría como mártir de su pueblo.
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