lunes, 24 de octubre de 2011

Marco Simoncelli

 Marco Simoncelli (Cattolica, 1987) tenía dos personalidades muy diferenciadas. En la pista era muy agresivo, ambicioso, apasionado. A veces, irreflexivo. Con un talento innato para ir veloz. Fuera de ella, era afable, educado y simpático. Siempre, reflexivo.

Desde niño destacó por su pasión por el deporte. Pudo ser futbolista, pero prefirió las motos. Criado en la zona de Misano, creció viendo las hazañas de Valentino Rossi, con quien acabaría trabando amistad. Destacó pronto y se proclamó campeón de Italia de minimotos en 1999 y 2000, año en que fue subcampeón de Europa. Con la 125cc también siguió un camino exitoso. Así fue campeón de Italia en 2001 y de Europa en 2002, año en el que debutó en el Mundial. Su trayectoria se estancó algo en el campeonato del mundo, entre otras cosas porque su cuerpo creció tanto que la moto se le quedaba pequeña. Ganó su primer gran premio en Jerez 2004, pero se vio que ésa no era su categoría.

En 250cc alcanzó una gloria inesperada. Pocos contaban con él, pero en 2008 se hizo con el título. Comenzó con una moto inferior en prestaciones al resto, pero su valentía ponía lo que faltaba. Peleó con Bautista y Barberá. Incluso su agresividad fue mal vista por muchos pilotos, pero se coronó, precisamente en Malasia. Su enmarañada melena se hizo famosa.

En 2009 no pudo repetir entorchado, pues lo perdió, contra pronóstico frente a Hiroshi Aoyama, quien llevaba una Honda inferior. Marco cometió errores y se cayó mucho. Pese a todo, Honda confió en él y en 2010 subió a MotoGP. La polémica le siguió acompañando. Se cayó mucho, pero fue progresando. En 2011 ya estaba con los mejores. En Le Mans provocó una caída de Pedrosa y el español se rompió una clavícula dejándose sus opciones de cara al título. Luego, en otro error, se llevó por delante a Lorenzo en Assen. HRC le había confiado una moto oficial para 2012 y le dejó probar la 1.000cc. Apreciaban su talento. Tanto como la afición italiana que le consideraba el heredero de Rossi, aunque él huía de esa etiqueta.